Dinámicamente, el aspecto en el que más sobresale el IONIQ 6 es la calidad de rodadura. No llega a ser tan bueno como un Mercedes-Benz EQE, pero la diferencia no es enorme y, salvo que uno sea muy exigente en este sentido, a buen seguro causará una buena impresión. Además tiene un aislamiento acústico muy eficaz, la suspensión, una buena capacidad de filtrado (a pesar de que es más bien firme) y las prestaciones son muy buenas (al menos en la versión de tracción total y 325 CV, que es la que hemos probado), por lo que resulta un coche muy recomendable para viajar (consideraciones en cuanto a autonomía y recarga aparte, claro).
Aunque esta primera toma de contacto ha sido más bien breve, no me ha parecido un coche que invite a practicar una conducción deportiva. La suspensión contiene bien los movimientos de la carrocería, pero el IONIQ 6 no se siente especialmente ágil ante cambios de apoyo (la batalla mide casi tres metros y el coche pesa más de 2100 kg) y tanto dirección como frenos tienen un tacto peculiar al que cuesta acostumbrarse (todo llega muy «filtrado» al conductor). Esto no me parece en absoluto un defecto, sino una característica que gustará más o menos en función de lo que busque cada conductor.
Para poner en marcha el coche es necesario pulsar un botón destinado a tal fin (no es como los Tesla o el smart #1, en los que solo es necesario llevar la llave para que el coche «arranque»). A continuación todo transcurre con la suavidad y el silencio que solo los modelos eléctricos pueden conseguir, por lo que su conducción resulta, por norma general, muy placentera. La ciudad es el lugar donde menos a gusto se siente, pero no por el funcionamiento o el rendimiento de su sistema propulsor, sino porque la carrocería tiene un tamaño considerable (4,86 m de longitud) y la visibilidad no es muy buena hacia los tres cuartos traseros. Además, si lleva instalados los retrovisores mediante cámaras hay que prestar más atención de lo normal porque cuesta acostumbrarse a mirar hacia una pantalla en lugar de a unos espejos (hablamos sobre ello en las impresiones del interior).
La única versión que hemos probado hasta la fecha es la de mayor potencia de la gama, que tiene dos motores, tracción total y 325 caballos. Las prestaciones, como he comentado anteriormente, son muy buenas. Ahora bien, la aceleración no llega de manera tan violenta como en otros modelos eléctricos (el Tesla Model 3, por ejempo), sino que es más progresiva. No he probado el coche lo suficiente como para dar unos datos fiables sobre el consumo y la autonomía, pero parece ser bastante eficiente.
El recorrido previsto por la organización para la presentación del modelo fue de poco más de 80 km y fue de tipo mixto, con algo de autopista, algo de ciudad y algo de carreteras secundarias. La conducción fue normal, con alguna aceleración puntual intensa y con el climatizador conectado en modo automático a una temperatura de entre 21 y 22 grados (en el exterior había unos 25). Al finalizar el mismo, el ordenador de viaje mostró un consumo medio de 17,8 kWh/100 km, apenas un poco superior al homologado por la marca para esta versión (16,9 kWh/100 km). Con este consumo y agotando por completo la batería, la autonomía teórica sería de aproximadamente 430 kilómetros. Cuando probemos el coche más detenidamente y por nuestras carreteras habituales (por ejemplo, en nuestro recorrido de consumo), daremos unos datos más certeros sobre este asunto.
Hay varios modos de conducción seleccionables desde un mando en el volante (Eco, Normal y Sport) y también para modificar el nivel de retención que proporciona la frenada regenerativa (desde unas levas tras el volante). Para esta última hay cinco niveles que van desde una retención nula (útil para circular por autopista, donde el coche avanza muchos metros sin aparente esfuerzo) hasta otra que permite circular sin apenas utilizar el pedal de freno (i-Pedal, o pedal único, que llega a detener el coche). Además, si se mantiene presionada la leva de la derecha, se activa la función automática de frenada regenerativa, que va cambiando sin la intervención del conductor en función del tráfico circundante.